Top 10 objetivo e incontestable de los mejores videojuegos de la historia

Todo el mundo puede opinar, pero está claro que hay opiniones mejores que otras. Están mis opiniones, por ejemplo, las de una persona instruida que ha pasado buena parte de su vida leyendo y formándose sobre elevadas cuestiones lúdicas. Ha habido semanas que incluso he podido leerme hasta dos libros complicadísimos sobre el tema, cosa que a mi entender poca gente puede presumir de haber hecho. Es por esto que considero que ya va siendo hora de que una mente preclara como la mía arroje algo de luz sobre ese malhadado asunto de los mejores videojuegos de la historia. Mientras que algunas revistuchas creen que pueden escudarse en el criterio de la masa y otros pseudoescritores vomitan sus gustos como si fueran cátedra, yo voy a dejar volar mi pluma con el estilo ágil que me caracteriza para redactar la que va a convertirse en la selección objetiva estándar de la que tendrán que partir todas las demás. A fin de cuentas, mi mente privilegiada, formada por la profunda lectura de ensayos concomitantes con otras ramas de la estética, me ha dado acceso a una teoría del criterio objetiva en la que solo otras personas que hayan podido leerse dos libros de más de 400 páginas a la semana, tendrán algún derecho de réplica. A los demás, disfrutad por fin de la verdad en este polémico asunto.

Se me ocurre que a lo mejor algunos se extrañan de la selección, y para esos pobres de espíritu solo diré que aunque considero que el arte videolúdico es una de las invenciones más destacadas de la humanidad, odio profundamente los videojuegos. No hay persona que me repugne más que el que se considera a sí mismo «aficionado a los videojuegos», y seguramente haríamos bien en quemar todas esas mal llamadas «obras» del entretenimiento electrónico. Para los menos instruidos, sabed que si opináis algo que no se corresponde con este último párrafo, estáis equivocados.

10. El cronómetro

Una de las primeras manifestaciones de la interactividad moderna, cuyo largo camino en su genealogía lúdica hunde sus raíces en la mera cuantificación del tiempo. La belleza de este mecanismo reside en que la imaginación humana la ha tergiversado no solo para medir proezas relacionadas con el paso de los segundos, sino también en juegos tan variopintos como el fútbol, los espías o la escritura de palabras con números.

9. Presidente

Conocido también como «Culo», este juego de cartas aúna la estrategia con la belleza inherente de la artesanía de los naipes, obligando a pensar rápido y establecer tácticas efectivas al vuelo. Tradicionalmente se le consideraba un pasatiempo de gente joven y desocupada, aunque estudios recientes han demostrado que su práctica estimula el pensamiento libre y la capacidad de redactar tuits xeets tuits «sin pelos en la lengua» propios de cualquier persona que pase demasiado tiempo en un bar.

8. Mi cuñado Norberto

Como el máximo representante del pensamiento libre perpetrado (también) en la barra de un bar, mi cuñado Norberto encarna todas las virtudes de la humanidad cuando esta ha alcanzado su grado de virtuosismo máximo. Hablar con Norberto es un ejercicio de interactividad estimulante que deriva en una amalgama riquísima de árboles de diálogo espectaculares. Estos árboles de diálogo ofrecen posibilidades infinitas que invariablemente conducen a resultados tan inesperados como lúcidos en la línea de «Y aún tuvimos suerte de que la Galadriel no fuera negra» o «Yo no digo que las vacunas sean malas pero no como del mismo plato que los inoculados».

7. Elige tu propia aventura

Mucho se ha escrito sobre la idoneidad de la ficción interactiva como género válido en la expresión videolúdica, y siempre nos olvidamos de que la cuestión ya fue resuelta en los años 80 con la aparición de estos libro-juegos de gargantuesca elegancia. Aunque hoy en día los juegos de rol o las novelas visuales copan todos los titulares, estas colecciones son objetivamente mejores porque aparecieron antes, y por tanto cualquier persona que disfrute de los géneros aquí mencionados debe dar las gracias todos los días al atrevimiento de sus editores.

6. Zoótropo

Esta bendita invención de William George Horner tiene dentro de sí el germen de toda la expresión audiovisual, y por mucho que nos pese, nunca nadie jamás ha sido capaz de emular la belleza de sus imágenes ni la sutileza de las tramas que sus cilindros ponían en marcha. Hay quien dirá que se trata de fogonazos cortos de contenido, demasiado simples en comparación con las filigranas del videojuego actual, pero como ya he mencionado antes, el zoótropo fue inventado antes y por tanto es objetivamente mejor. Y si aún tenéis dudas podéis consultar todo esto en la wikipedia como acabo de hacer yo.

5. Senet

Hace unos tres años, por culpa de una serie inmunda, volvió esa insana moda de considerar al ajedrez como una expresión lúdica valiosa. Sin embargo, cualquier persona con criterio sabe que el Senet es infinitamente más sofisticado e intelectualmente estimulante. La multiplicad formal de sus fichas y la ausencia de dados comunes elevan a este arte lúdico por encima de cualquier «juego de mesa» burdo que penséis que sea más divertido o valioso. En realidad, cualquier expresión lúdica que utilice dados al uso puede postergarse al pozo de la baja cultura por someter a sus integrantes a una heteronomía perniciosa.

4. Streaming

El noble arte de retransmitir partidas de videojuegos puede rastrearse a los inicios de los «Let’s Play» que se emitían en diferido. Esto nos acerca a su cualidad principal: es la mejor forma de experimentar los videojuegos porque nos evita la ignominia de tener que jugarlos. A su vez, la aparición de los directos y la creación de comunidades sanas que establecen relaciones intachables entre espectadores y creadores de contenido, nos muestran una faceta de la interactividad que el acto de coger un mando para jugar nos priva por la naturaleza nociva de su planteamiento.

3. La película de Super Mario Bros

La máxima y más fiel representación de los videojuegos fuera de sí mismos, que reduce el acto relacional interactivo a su expresión más simple: comprar o no una entrada para verla. Este movimiento revolucionario, nunca visto antes, ha tenido la fortuna de ser comprendido por el público. Se trata de una feliz ocurrencia, máxime cuando la mal llamada «crítica cultural» ha tratado de defenestrarla con afectadas diatribas escritas con una soberbia epatante. Aquellos que afirman que su radicalidad interactiva se desvanecerá cuando salga de las salas de cine, deben saber que el mensaje permanecerá intacto mientras todos tengamos el placer de pagar por ella.

2. Space Cadet

Quizá sorprenda ver un videojuego en una lista seria de los mejores videojuegos de la historia, pero el caso de Space Cadet es excepcional porque llegó en una época maravillosa en la que la vida era más sencilla, los sistemas operativos más amables y cualquier novedad se sentía como una experiencia definitiva. Debéis saber que digo esto acogiéndome a una profunda reflexión introspectiva en la que me he extirpado el veneno de la nostalgia; es más, precisamente porque el pinball de Windows 95 me produce una enorme nostalgia soy el más indicado para apuntalarlo en la parte alta de esta lista: la seriedad objetiva con la que me he propuesto elaborar los métodos de selección para esta recopilación me han permitido ver que su valor es independiente de este fenómeno.

1. Dormir

Sin duda uno de los actos de voluntad interactiva más radicales y complejos de nuestro tiempo, «echarse un sueñecito» nos abre un mundo de posibilidades desde su pura gestación. Una vez puesto en marcha, y mediante mecanismos indirectos que solo algunas disciplinas han logrado comprender parcialmente, tendremos acceso a todo el compendio de géneros lúdicos existente. Si bien a los más profanos les pueda parecer que la aportación del sujeto a este arte es ínfima, lo cierto es que la representación mental onírica responde a nuestros impulsos por caminos sinuosos.

3 comentarios sobre “Top 10 objetivo e incontestable de los mejores videojuegos de la historia

    1. Jajaja, gracias. Iluminación no sé, pero diversión un rato. Me lo pasé bien escribiéndola (no tanto eligiendo los candidatos). Aunque ahora la leo y siento un poco de vergüenza ajena xD.

      1. Venga hombre, ¿ A quién no le gusta shitpostear de cuando en cuando? Todos tenemos nuestro corazoncito ❤

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