Top 9: los compañeros de Baldur’s Gate 3 ordenados de peor a mejor

Ah, los Game Awards. Esa celebración vacía que a duras penas se distingue del inciso publicitario en un matiné de asustaviejas. Un espectáculo apócrifo que sirve de tirita para tapar la ausencia de un buen amigo, el E3, que ya jamás volverá. El mundo parece estar de acuerdo en odiarlo, pero, al mismo tiempo, nadie puede dejar de hablar de él. Con cada año de existencia, sus negros tentáculos se propagan, haciendo desdichados a todos los integrantes de la industria —especialmente en los aledaños del periodismo escrito—, siempre y cuando no se encuentren entre los premiados. Y a veces ni siquiera eso, porque hasta las listas de nominados tienen papeletas para convertirse en el objetivo de aceradas críticas. En definitiva, hay tantas razones válidas para renegar del sarao que bien podría haberme ahorrado esta entradilla. Este año ha ocurrido algo, sin embargo, que me ha llenado de orgullo y satisfacción, lo cual no deja de ser una ironía dada la grisácea indiferencia que me despierta.

Estaba cantado, y aun así fue una noticia que tuvo mucha repercusión: Baldur’s Gate 3 se llevó el galardón a mejor juego del año y barrió para casa con otros tantos cuyo nombre ahora mismo ni siquiera recuerdo. Tanto da. Con la hiperbólica tendencia que tenemos a considerar tal o cual videojuego famosete como el advenimiento del fin del arte —profiriendo distintas declinaciones de «¡Es el mejor RPG de la historia!», intercambiando RPG por el género que haya decidido morir esa semana—, nunca está de más un pequeño ejercicio de relax para tratar de evaluar el verdadero alcance del juego de moda. Como ya ocurriera con otros fenómenos tan virales como Mass Effect y sus romances, las redes se han llenado de solícitas declaraciones de amor y mareas incontenibles de fan arts fervorosos, aderezados con discusiones sobre quién es la mejor waifu o el mejor husbando —bueno, sin usar esas palabras, que en 2024 ya huelen un poquito a piel arrugada—. En general hay cierto buen rollo y admiración que ni siquiera el ala más carpetovetónica de los videojuegos ha sido capaz de tergiversar, a pesar de haberlo intentado. Dicho de otra forma: hasta los reaccionarios más avinagrados se han tenido que rendir ante el talento de Larian. El juego es demasiado bueno para que sus mamarrachadas les amarguen el dulce.

Ya hay miles de críticas y análisis en la red cantando las virtudes de Baldur’s Gate 3, algunas de ellas maravillosas y mucho mejor escritas y documentadas que cualquier cosa que yo pudiera llegar a hacer. Como a este blog, ya solo por el hecho de ser un blog, le sobran varias canas de intrascendencia, he decidido que mi aporte personal a la discusión sobre el videojuego más famosete de 2023 sea lo más banal y superficial posible.

Sí, queridos lectores, voy a hacer un top. Un top ordenadito y estúpido sobre aquello que más ha fascinado a aficionados, espectadores y horny gamers en general: los personajes, los compañeros de aventura, los habitantes del campamento que están tanto o más cachondos que las personas al otro de la pantalla. Una lista definitiva y dolorosamente subjetiva, pergeñada con criterios oscuros que voy a hacer pasar por racionales.

Dos aclaraciones finales: Minthara no aparece porque en mi primera —y de momento, única— partida no sabía ni que se podía reclutar. Es probable que en una segunda partida la meta en el redil; también es probable, además, que con el tiempo y futuros rejugados las posiciones varíen. Si todo esto os parece inexcusablemente anodino, siempre podéis pillar el número de LOOP donde desgrané la historia de Larian, un reportaje más denso y documentado en el que analicé el lento ascenso de los belgas al estrellato.

9. Gale

Solo hay dos personajes que no me gusten nada del elenco de Baldur’s Gate 3. Uno de ellos es este mago engreído y falsísimo de Waterdeep, que se presenta presumiendo de lo fantásticamente fantástico que es haciendo movidas con la urdimbre. Tantísimo que hasta la misma Mystra quiso echarle un polvo, tantísimo que quiso hacerle un regalo y casi rasga la realidad en dos. Su lista de proezas también incluye cabrear a una diosa queriendo complacerla, quejarse amargamente si no le das de comer bastones mágicos, fliparse él solito haciendo lucecitas con las manos, echarte en cara lo buenísima persona que es, y al final —a pesar de los esfuerzos de mi personaja principal—, llegar a la conclusión de que su elevada moralidad es suficiente garantía para convertirse en el dios de la ambición. Lo siento, Gale. No molas. No molas nada. Simplemente eres un perfecto gilipollas.

8. Halsin

Vale, lo entiendo. El druida es un tío amable, respetuoso y maravillosa persona en general. No lo discuto. Desde luego, no le tengo una antipatía manifiesta como sí le tengo a Gale, pero como personaje me parece la cosa más plana e irrelevante del multiverso. Dejé de hablar con él porque casi todas sus conversaciones me hacían bostezar una media de cinco veces por palabra. Más allá del conflicto inicial, en el primer acto, no parece que aporte nada interesante al argumento o a la dinámica del grupo. Quizá tenga su valor, como contraste, ser tan afable en un grupo de personajes plagados de dobleces, aunque yo nunca logré encontrarle la gracia. Quizá le vea más matices en futuros rejugados.

7. Wyll

El bueno de Wyll me entusiasmó cuando le conocí. Parecía el clásico héroe con capas inesperadas por descubrir. Y vaya si lo era. Este brujo bienintencionado siempre retuvo algo de encanto, aunque a medida que comprendí su suprema idiotez empezó a perder carisma a raudales. Las razones que le llevan a pactar con Mizora, así como la facilidad con la que se deja convencer de las tonterías más inexplicables, me llevaron a relegarle al banquillo enseguida. Entiendo lo que sus autores quisieron hacer con él, porque tiene mucho jugo desde un punto de vista narrativo —a veces, hacer cosas buenas no sirve para absolutamente nada—, pero está presentado con un exceso de candidez que le resta valor, tanto desde una perspectiva interna como formal.

6. Jaheira

Me sorprende ver a esta veterana en el sexto puesto, porque su regreso me pareció de lo más entrañable. Si a partir de aquí pongo numeritos delante de los nombres es un poco porque tengo que justificar el top. Además de ser uno de los personajes más recordados de la saga original, Larian ha conseguido dotarle de una nueva dimensión gracias a un encomiable trabajo de adaptación; la sensación es parecida a la de ver a Guybrush en Return to Monkey Island: un equilibrio perfecto entre nostalgia y autocrítica. Su evolución interna, intuida por los resultados de un montón de elipsis —han pasado cien años desde la última vez—, la convierten también en una representación positiva y tristemente poco usual de un personaje femenino mayor, como ya hiciera Bioware con Wynne En Dragon Age: Origins.

5. Lae’zel

Mi experiencia con los githyanki había sido relativamente olvidable desde un punto de vista lúdico-rolero. En Neverwinter Nights 2 son solo una banda de fanáticos caóticomalvados del montón, así que cuando te sale al paso Lae’zel siendo tan… bueno, Lae’zel, pensé de inmediato que iba a ser carne de campamento. Pero nada más lejos de la realidad: lo realmente interesante de esta guerrera tan terca es que consigue convertirse en un relato interesante —y muy vivo—, basado en el contraste de su cultura y personalidad con las peculiaridades de Faerun. Aparte de los momentos sitcom donde dos formas opuestas colisionan, el arco de Lae’zel se integra a la perfección gracias a un reparto muy inteligente de conflicto, tragedia y comedia involuntaria. Todo cuanto hace o dice, por muy descabellado que parezca, entra en un marco muy sólido en el que siempre sabrás qué esperar de sus reacciones. En vez de que esto la condene a ser un personaje plano, la enfrentan a varios dilemas que peores escritores no hubieran sabido resolver.

4. Astarion

No es difícil entender por qué Astarion es uno de los favoritos de la comunidad. Este elfo vampiro derrocha carisma y descaro, reforzados por un trasfondo y desarrollo desgarradores. Es también uno de esos casos en los que el actor de doblaje hace un trabajo tan sensacional y distintivo que arrastra consigo a la mayoría de jugadores. No es un mérito baladí, porque si tomamos como medida, únicamente, su abanico de actitudes, no dista mucho de cualquier pícaro egoísta de un videojuego de rol estándar —sin ir más lejos, yo me las vi y me las deseé para conseguir que su barra de aprobación no alcanzara límites negativos—. A mi entender, lo que le hace tan memorable es que al igual que Lae’zel, su progresión culmina en un lienzo extremadamente verosímil, un personaje muy sólido que a pesar de tener multitud de matices y rasgos escabrosos —cuando no directamente cuestionables—, se ve inmerso en conflictos completamente ajenos a su forma de ser, siguiendo un camino inverso, aunque equivalente, al de la guerrera githyanki.

3. Corazón Sombrío

Como tío heterosexual estándar punto jotapegé, era una apuesta facilona adivinar que Corazón Sombrío sería mi elección como romance. Rodeada de gente extrañísima, esta sacerdotisa llama la atención por su temperamento comedido y buen carácter. Y como no podía ser de otra forma, esa ilusión se rompe en cuanto rascas la superficie de sus posibles diálogos: su diosa no es otra que Shar, una de las encarnaciones del mal más claras en la brújula moral de Dragones y Mazmorras, lo que le lleva a una contradicción constante, clara para todos menos para ella, en una representación inspiradísima del concepto de sesgo informativo. Además, las ramificaciones en las que su relato puede eclosionar, fusionándose en multitud de variaciones y matices, están perfiladas con maestría. En un juego en el que el mar de posibilidades de los compañeros es abrumador, no es un rasgo exclusivo de Corazón Sombrío, aunque sí uno de los mejor implementados. No es nada fácil ser un personaje que hace de la contradicción su estandarte —Sera, te miro a ti—, pero en este caso su desarrollo es impecable.

2. Minsc (y Bubú)

Que el dueño del hámster espacial más famoso de la historia esté tan alto en esta lista deja muy claro que empiezo a tener más años de los que me gustaría reconocer. Voy a ser sincero: no creía que Larian se atreviese a traerlo de vuelta. Creía que Jaheira era la única concesión a la antigua banda, así que me quedé de piedra —no pun intended— cuando le vi salir de aquel mímico preguntando dónde estaba el oro. Ver a Minsc con este nivel de producción, sacando a su hámster, charlando con él, teniendo conversaciones hilarantes con el resto del grupo, y en general, siendo exactamente lo que esperas en un mundo que ha evolucionado sin él, es una experiencia conmovedora que muchos jugadores viejunos agradecemos con una sonrisa de paz interior. Es una lástima que solo esté disponible en el tercer acto, una decisión comprensible —los nuevos personajes necesitaban su espacio para brillar—, aunque no por ello menos triste.

1. Karlach

Esta tiefling salvaje y jovial ni siquiera estaba en mi equipo titular. En términos jugables, no quise cambiar las clases iniciales de los compañeros, y Lae’zel era demasiado buena partiendo enemigos por la mitad. Pero me dio completamente igual. Siempre que podía la colaba en el grupo o me pasaba para charlar con ella por el campamento. A diferencia de Wyll, cuyo arquetipo aburridísimo es el de «personaje bueno = personaje de poco carácter», Karlach es la compañera que todo el mundo quiere, un alma libre con ganas de vivir cuyo optimismo resulta tan contagioso como inspirador. Siguiendo con la tónica del resto de integrantes de esta lista, tiene un trasfondo narrativamente nutritivo que la distancia de la mayoría de “compinches” del género —que suelen tener esta clase de trabajo de escritura detrás, aunque rara vez tan bien plasmado en todos los asuntillos videolúdicos—. Karlach ha venido a Faerun a divertirse, luchar y follar, no necesariamente por ese orden, y siempre que su motor demoníaco le deje: el conflicto trágico que la impulsa es conmovedor, una suerte de tempus fugit explorado desde las almenas de un castillo retorcido por el hedonismo más disculpable. Hay un poco de Karlach en todos nosotros, y seguramente no me equivoco al decir que a la mayoría nos gustaría poder tener su actitud ante la vida. A fin de cuentas, su problema es el mismo que tenemos todos.

5 comentarios sobre “Top 9: los compañeros de Baldur’s Gate 3 ordenados de peor a mejor

  1. Adquirí recientemente el Baldurs Gate 3 y ando apenas por el juego temprano. Debo admitir que su reserva excesiva y su ostensible antipatía inicial hacia mi personaje, siendo un drow seldarine, no me convencía mucho al principio. Posteriormente a desvelar devoción por Shar y su peregrinaje a las puertas de Baldur con el propósito de entregar un Mcguffin me ha despertado mayor interés en el personaje.
    Creo que el tema de contradicción funciona ya que parte de sus motivaciones estriban en recuperar memorias perdidas y reprimidas, no es simplemente en mostrar el conflicto de su fervor a una entidad teniendo una brújula moral diametralmente opuesta, también tiene margen para valorar el secretismo y templanza hacia el dolor.

    Astarion es divertido y descarado, para mí es un Zevran 2.0 que también tiene que luchar para despojarse de las cuerdas de su titiritero.

    A Lae’zel no le caigo bien porque me desvío del objetivo a cada rato, pero me divierte cuando le tomas el pelo cada vez que exhibe su tosudez y orgullo guerrero.

    Gale me parece un pesado, a Wyll no puedo opinar mucho porque no tengo más espacio en el equip, pero su clase me parece interesante y los demás no los he pillado aun.

    1. Corazón Sombrío está muy bien escrita, a mi entender, porque esa contradicción que lleva a cuestas se plasma de forma verosímil. Cuando cae el telón, recuerdas las cosas que han pasado y ha dicho y piensas «aaaaaaah, vale, así que era por esto». No sé, me pareció algo valioso, por decirlo de forma sencilla.

      Totalmente de acuerdo con lo de Astarion Y Lae’zel. Sinceramente, esperaba que la githyanki apareciese más alto en este ranking, pero así quedaron las cosas. Mi problema con Gale es que a través de los diálogos le impulsé a tomar unas pésimas decisiones. Le cogí mucha manía. Wyll está bien, pero es muy genérico (aunque tienes razón, los brujos arcanos han mejorado mucho de como eran en Neverwinter Nights, por ejemplo).

  2. Voy a emitir una opinión muy impopular. Intercambiaba en el orden a Gale y Astarion. Astarion es infumable. Es un emo llorón, tóxico-coñazo que debería pagar pro el hueco que ocupa en el campamento.

    La historia de Gale, por el contrario me parece bastante más interesante. Totalmente de acuerdo con lo dicho al principio, hasta que empieza a contarte sus movidas. Llegado el momento, su capa exterior de «soy un fucker, adórame» se derrumba por completo, cuando acepta su destino y responsabilidad, eligiendo sacrificarse.

    Jaheira… puf… lo que han hecho con este personaje es de crimen. El personaje probablemente más roto en cuanto a poder en BGII, aquí es una suicida inútil, que para más inri, te presentan como la estratega definitiva… Muy decepcionante, la verdad.

    Eso si, coincido totalmente con Corazón Sombrío y sobre todo, con Karlach. Karlach es el tipo de personaje que en un diálogo al final del juego, te podría hacer cambiar todo el rol que has ido construyendo, sencillamente por no decidir algo que le pueda parecer mal.

    1. Entiendo que Astarion es la clase de personaje que divide a la gente. A mí me gusta más por cómo está construido que por lo que hace y dice en la historia. También me fascina la interpretación de su actor y el fenómeno de resonancia que ha tenido con tantísima gente.

      Mi problema con Gale fue múltiple; para empezar, mi personaje predilecto en un crpg D&D es una maga, así que nunca le encontraba hueco. Aun así, me esforcé por desarrollar su trama, lo que derivó en su obsesión por convertirse en un Dios a pesar de todo lo que le dije. Ese cambio de actitud me resultó artificial. Quizá en el rejugado que le haga pueda verlo con más perspectiva.

      El tema de Jaheira… bueno, ya sabes, evitemos el término sobre la disonancia de marras jaja. Supongo que interioricé fácilmente que la pobre mujer está bastante cascada y cansada, y en ese aspecto me resultó creíble. En cualquier caso no me pareció importante. Me gustó mucho que le dieran esa faceta a un personaje clásico, encarnando lo viejo y lo nuevo al mismo tiempo.

      Corazón Sombrío es genial. Y sí, Karlach es estupenda. Para mi inminente rejugado irá en el equipo titular sí o sí 😀

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